Fin de las horas (por fin)

Por la noche
Putos que quieren coger con huevudos sudorosos, niñas que te miran de lejos y una Chata que baila como los antiguos con rolitas de los fabulosos, la de one step beyond, los specials y la noche temprana que se cansa.

En el día
Malos, pésimos lectores de poesía y cuento. De repente Teresa Day y una narración bellísima y tristísima: Summertime me estruja. Los jóvenes no me sorprendieron tanto, si acaso agradezco haber escuchado a Sergio Tellez-Pon con sus poemas turísticos, Óscar David López y sus fatigosos cuentos. Luís Aguilar, ya un clásico en horas de junio. Los que por lo general no defraudan: Paco Luna, Franco Félix, José Juan Cantúa y sus pirotécnicos e imaginativos poemas, Carlos Sánchez y su estilo poético-directo-culero. Bestias del desierto sonorense que para mi, digan lo que digan, son grandes autores. De Don Ernesto Cardenal mejor ni les digo nada: un señor que solo sabe decir: gracias….no hay palabras. Eso sí, cuando leyó sus poemas, siempre llenos de esperanza, le puse atención. Siempre pongo atención a las utopías. El bueno del Sub comandante Marcos, todo un Rock Star, leyó un extraño cuento de magos y sombras. La sala de la sociedad sonorense de historia abarrotada. Saludé al rebelde y su mano se me hizo una de las manos más tersas que he sentido, un hombre que seguramente acaricia muchas espaldas de europeas y que para nada labra el campo. El Sub y sus buenas imágenes y su mano débil y tersa, aguada, daliniana, me recordó el precio de la fama. Las dos estrellas de horas de Junio: Marcos y Ernesto Cardenal, me parecieron helénicos, como tocados por una fuerza mística que los eleva por sobre la muchedumbre. En otras palabras me cayeron mal.

Otro día sin noche y de mar
Ya en una playa perdida de San Carlos: Buba Alarcón, con poemas fuertes y honestos, me dejó bien nutridito. Imanol Caneyada y su talento para narrar, una cubana, de la que no recuerdo el nombre, que bailó sabroso. Elmer Tabanico que cantó, de manera hermosa (otro clásico en horas de junio), un Ave María que me bendijo más que las aparentes oraciones que dio Ernesto Cardenal. Unas horas, en las que por lo general me aburrí bárbaro y de las que de repente saltaban cosas chilas. Que bueno que ya se acabaron. A regresar a mis ocupaciones secretas.

6 comments:

Franco Félix said...

at last. maestre. eh, gracias por la mención, carnal. oye, ahora qué plan? qué sigue? fuga???

overcast said...

algo así bro. que nó?

mar adentro said...

A mí me gustó un aparentemente pequeño libro de cuentos, aparentemente incoherentes y tristes y terribles, que encontré por ahí. Casi lloro.

venecia lopez said...

Fuga, fuga, a Bahía de Kino mínimo, Señores, por favor!

Carlos Velázquez said...

qué rock iván y vienen a darse:

pos por aquí man, con una puta cruda, pero pos agrégame a tu msn. elotroparaiso@hotmail.com

un abrazo. no hay que perder la onda

lapesteyyo said...

Como eres de BURRO Ivan, ahora sé porque escribes puras pendejadas.