Taller Performance


Ayer fui a reparar el carro al Taller Performance. Un lugar donde aprendí a boxear, poner balatas y quitar estéreos. A fumar hierba y tomar pastas. Esto último se me ha tenido que olvidar. Un lugar donde reía de lo lindo. Allí estaban Caradeluna, Perro mayor, Gato alcoholes, Lolo motobomba, Caradepolla. Lo que me cuentan en ese sitio atestado de tuercas y calacas de piezas de autos desmantelados siempre me ha parecido increíble. Aquí les comparto, a pura memoria auditiva, algunas de las anécdotas. Dos de Caradeluna, por ejemplo.

I
Caradeluna dice que en el otro lado hasta opio rolaba. Que él nunca se jaypió. Que la morena sólo por la chata. A esa cura mis respitos, comenta. En un picadero de los Angeles, Califas, recuerda, estaba bien ranita con un montón de zombis en un sillón largísimo. En mi ondeada noto a un tipo que se quedó tieso. Voy a ver si hubo falla para avisarle al Chino, compa y dueño del picadero. Toco al chango enterrado y está más que el fierro. Le digo al Chino que ese mono está del otro lado. El Chino agarra y se lo avienta al lomo. Aquí le gustó al cabrón para quedarse, dice. ¿Y la bronca? Pregunto. Chino: Ni te revientes Caradeluna, eso pasa por acá una vez por mes. La raza se queda tan agusto arriba del caballo que ya no despierta. Montado ahora en la espalda del Chino el cuerpo helado del muerto viaja hasta el contenedor de la esquina.

II
Sí, choqué y por detrás. Pero te voy a decir cómo estuvo. En el semáforo del bule un mochito, así, sin brazos, me pide un paro. Dice que se le han caído las monedas. ¿Cómo las agarro? Caradeluna: Pues no puedo mi compa. Estoy en plena calle. Mocho: Has el paro amigo ¿Cómo las agarro? Vuelve a preguntar ahora haciendo un ademán con la cabeza para que Caradeluna vea los muñones. Caradeluna Se baja del pick up sintiéndose miserable. Levanta las monedas calientes como peces hirviendo y se las pone donde le señala el mocho, en el hombro. Cuando el lisiado le da las gracias se escucha un piaf. Cara de luna ha dejado el Silverado en neutral y éste se ha estampado, ligeramente, en un Chevy, de cual que baja un fresa Abercrombie y exige 2 mil pesos. ¿Qué no ves el paro que estoy haciendo? Contesta o pregunta Caradeluna. Dos mil pesos o llamo a la chota. Pues llámalos. Prefiero dormir en el bote, después de todo, a tu mugre no le pasó nada. Le dije. Llegaron los chivas y cuando les platiqué la situación se dieron luz de lo aventajado del fresa ¡estaba visto! El mocho atestiguó señalando con los muñones cómo estuvo la cosa. Le ofrecí, de puro buena onda, 200 pelambres al muñeco del Chevi. Nelson nel, dijo el muy desgraciado. El poli, de esos rucos panzones y tintos que ya se la saben le dijo al fresa: a ver pues, los dos pal bote, no se quieren arreglar y están obstruyendo el tránsito. Yo por qué, dijo el mamuko. Porque eres el afectado, reviró el perrito. A ver pues, dame los 200, dijo el balconazo, traigo 70, ¿los quieres? Si no pa irnos al bote, le dije, al cabo a tu mugre no le pasó nada. A mí, sinceramente, me importa un pito dormir en las hieleras si me ahorra una feriecita. Creo que el tipo notó eso y agarró las 70 pesetas.

Miroslav-Tichý




Sueña el sol recostado
en espaldas de bañistas
fantasmales

Cápsulas de luz
multiplican la playa

Onetti


SILENCIO
Yo creo captar el otro en el silencio. Es una ilusión que no se puede comprobar nunca. Pasa el tiempo y te das cuenta de que tú tienes razón. Y tal vez, cuando más seguros estemos de que podemos comprendernos, más difícil sea decir nada.


Tomado del Moleskine literario