Taller



Piso 31


“Mi vida es como si me golpearan con ella”, dice mi amigo Bernardo (el de la foto).
Desde el piso 31 de este multifamiliar, de este hangar clase mediero, puedo ver la ciudad entera.
Al poniente la casa de mis abuelos, el barrio de la infancia.
Al norte el tardío hogar de mis padres, de mi adolescencia.
Desde aquí se advierte el parque sin edad donde me pierdo constantemente.
No tengo futuro. No tengo cuentas gordas en el banco.
El piso 31 es rentado y todavía se me hace lejano algún rumbo, alguna certeza.
Pero definitivamente mi vida no es como si me golpeasen con ella.
Tengo un gato y un televisor. Tengo un puñado de libros y algunas latas.
Ahora que estará por llegar el mar de noche considero que la mejor de las sorpresas es alguien que arriba a esta cuadra, alguien que sube hasta acá, al piso 31.
Tengo enfriándose un lambrusco. Desde aquí advierto la ciudad entera.
Desde el piso 31 respiro.