La noche habla

Para todos hay
En determinado tiempo, espacio y matemática divina, gozamos de las ceremonias del cuerpo. Ir levantando la falda de alguna desconocida o, en el mejor de los casos, de una renovada desconocida. O ya no la falda, lograr un conecte acá, místico. Para todos habla la noche y para qué digo los días, el mar, tantas cosas. Para todos hay un rescoldo secreto donde podemos ser, apenas, un murmullo, una brizna de polvo o lluvia, una larga caminata.
El problema (si se quiere considerar así) es cuando existen rucos que no saben callarse las ganas de volver a ese momento que quedó, perfecto, en el pasado. Esos boca suelta, llorones como el fantasmagórico y femenino personaje de la canción popular mexicana. Hombres de hierro, según dicen, que quieren sufrir menos que un calcetín (como diría amantemente la poeta del deseo) y se medican para no sufrir la agresión de ser ellos mismos. Se medican y salen a las calles donde les esperan brazos amigos que chipilean su sentimiento de abandono.
El juego de la vida es el ahora en el que se rascan los huevos o sienten la repetición agresiva en la que se han convertido. Luego te miran y te dicen que no sirven para nada, que son poca cosa, que a ellos la vida los ha colmado de ausencias y terror. Pero, ¡ay!, en ese tiempo, que debería ser secreto (para no fastidiar al presente, a la vida que fluye), fueron superman, batman, el hombre araña, y más atrás, padres de un vigor muy poco confiable, y más atrás quién sabe, vagos, nada.
Lo que deberían hacer esos mutantes del tiempo, esos alquimistas de la derrota, es hacerle como todos, en muchos de los casos que se presentan en la vidita: valer lo que vale una verga altísima y seguir con el trayecto, la fiesta en medio del vacío.

5 comments:

Ricardo Solís said...

Por desgracia, mi buen, sigo (inevitablemente) valiendo verga pero sin callarme... creo pertenecer a aquellos que tu texto denuesta (por la edad y muchas cosas extra), pero el silencio es una costumbre -para mí- de sólo ratitos... me disculpo, pues... no sin concederte la razón, claro...

overcast said...

Pues siento mucho que le denueste su exquisito placer literario. Esto no tiene nada que ver con literatura y menos con usted.

Omar Bravo said...

La verdad sea dicha.

Hay que aprender a valer verga sin hacerla tanto de pedo.

Que raro suena. Me imagino ahora tratando de comuicarle la medula de esta sapiente sentencia a un extranjero.

Un abrazo loco.

overcast said...

hay bravo. un café con leche y temas imposibles. un abrazo broter.

Ricardo Solís said...

Eit, mi estimado, no tomes a mal lo que dije... Sólo quise decir que me identificaba con aquellos mencionados, sólo eso... Lamento haberme equivocado y prometo atender más... Espero no te molestes... Y, pues, no veo mucha exquisitez en mis placeres literarios; claro, puedo equivocarme de nuevo y ruego comprensión...En fin, abrazo desde acá... y gracias...