Mensajes telefónicos

Mensaje I

"Te extrañamos. Ya nos acostamos a dormir. El Dieguito se portó tremendo y hermoso. Metió las manos a la salsa, jugó con todos los globos, comió ceviche y no paró de correr".

Me encantó este mensaje. Sabes, en mi cumpleaños pasado me mandaste uno donde envolvías pájaros y calles y estrellas en papel regalo que todavía conservo. Creo que éste también me acompañará un ratote. Es una pequeña historia que me encanta porque veo al Dieguito y te veo a ti tras él acompañando sus pequeños y traviesos pasitos. Todo el día anduve sobre lo de los papeles legales y mañana ya me los dan, eso es chilo. Desde que me levanté te traigo en el aliento, me quise tragar tu esencia de jardín japonés ayer y me ayudó sentirte cerquitas; el día estuvo duro y sumamente escaso. Mi Ma cumple cuarentaitantos hoy. La neta, la pobre no recibió sino la tremenda preocupación de las ausencias, a veces muy dramáticas, de gasto, su café, sus cigarros. Toda la mañana estuvo pensando en qué hacer para la hora de la comida y se decidió por un par de pulpos pequeños que tenía congelados de hace rato. Le salieron muy sabrosos (guisados en mantequilla, yerbas finas y un chile verde). Cuando me estaba comiendo el segundo taco que llega mi padre con carne asada y le da un abrazote a mi madre. Madre le dice: cigarros, me trajiste. Y mi padre, claro mi amor, un poco en broma y un poco en serio. Luego fuimos Enex y yo a empeñar un reloj, un piano, nuestra tele y un dvd (también llevábamos una video pero no la aceptaron) con lo que pagamos los papeles y sobró para darle a la jefita para más cigarros y para los rulas de Melina en la semana. Chilo. Todo lo sacaremos del empeño, ya verás. Luego, cuando me comenzaron a llegar tus mensajes veníamos de por allá, de Madero, y había instaladas en el parque esas carpas que ponen con artículos, gastronomía, nieves, bisutería y ropa oaxaqueña. Yo previamente había marcado a tu casa (no traía saldo para mandarte un mensajito) donde te prefiguraba tibiecita, respirando en sueño junto con Dieguito. Y sí, tu madre me afirmó que ya descansabas y se me antojaba ir a darte un beso en la frente y tu Ma me dijo que ella lo pondría por mí. Después me llegó otro bello mensaje, ese de la película con la que Polilla se convertía en hada; aunque todos sabemos que Polilla es un hada. Todo mientras Dieguito suspiraba y quizá lo que perturbó tan lindamente sus sueños de bebe fue la llamada telefónica que yo sostenía con tu madre, Shandra chula. Me llegó el mensajito cuando acababa de colgar, eso quiere decir que mientras lo redactabas yo estaba hablando de ti con Ella y te imaginaba arropadita y al Dieguito también; cansados de la piñata y de correr y meter manos en salsas mágicas.
Supe que estabas despierta y ya iba en la Reforma y me quise bajar en el Navarrete a darte el beso yo mismo pero mejor confié en el beso que le encargué a Shandra.
Enseguida del jetta en el que viajaba de regreso a casa; una bebe con carita de patito bostezaba y se tallaba los ojos mientras los padres discutían dentro de un pequeño sedán rojo. Se estaban perdiendo lo encantador de la bebe patito dando los primeros pasos al sueño de esta noche (ya ahorita la niña patito debe estar dormida, como tú, ramita de agua, y como el dieguito: “dientito de ajo”, pequeño Rocamadur tranquilo que duerme con una maga que lo cuida y le da tibieza). Llegué a casa y no encontré la peli de las hadas pero creo que ya la vi, ¿es la Eliseo Zubiela? (recuerdo de esa película, que por cierto me la prestó Polilla, una cámara instalada en una cabina telefónica y un observador que veía a la misma mujer todos los días). Luego vine a escribirte esto. Cuando lo leas, evidentemente estarás despierta. Dice Pessoa (Alberto Caeiro): "La espantosa realidad de las cosas/es mi descubrimiento de todos los días. /Cada cosa es lo que es,/es difícil explicar a alguien cuánto me alegra eso,/ y cuanto me basta eso./ Basta existir para ser completo." Y luego... "Qué es el presente?/ es una cosa relativa al pasado y al futuro./ Es una cosa que existe en virtud de que otras cosas existen./ Yo quiero sólo la realidad, las cosas sin presente. No quiero incluir al tiempo en mi esquema./ No quiero pensar en las cosas como presentes; quiero pensar en ellas como cosas...ver sin tiempo ni espacio.”
En este momento en el que tú y Dieguito están sumidos en el tiempo sin espacio del sueño. En esa posibilidad que se extiende y multiplica. Llego (aunque no hay presencia ni presente) a ese cuarto donde los dos descansan y les doy un beso de buenas noches. Seguiré buscando la película de las hadas de Polilla.

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