Pues chale. Adiós al lider de los últimos malditos

Con la muerte del autor de «La broma infinita» se quiebra una de las carreras literarias más audaces de Estados Unidos





«Estamos increiblemente tristes y conmocionados. Según las noticias recibidas, David Foster Wallace se ahorcó en su casa el 12 de septiembre (...) La palabra ha perdido a un gran escritor».

En la página web de David Foster se daba cuenta ayer de la noticia. Uno de los más brillantes escritores malditos de la generación de los noventa en los Estados Unidos había puesto fin a su vida, a los 46 años, en la cima de una fama que en realidad nunca buscó y que le llegó casi de improviso tras la publicación en 1996 de «La broma infinita», una novela inmensa en extensión (más de mil páginas) e inmensa en contenido. Transgresora, mordaz y narrativamente distinta. David Foster Wallace, profesor universitario de técnicas narrativas, se había convertido en una de las voces de la generación norteamericana de cuarentones instalada en el Estado del bienestar y, sin embargo, inoculada con el virus de la soledad y el desasosiego. Y no sólo eso, sino que se había convertido en un faro para la joven generación de escritores en su país.

En alguna ocasión el escritor había prevenido sobre sus impulsos suicidas. Los que le conocían presumían que acabaría quitándose la vida a pesar de que en los últimos años había entrado en una fase vital aparentemente tranquila. Estaba casado, era un profesor muy querido entre sus alumnos de la Universidad californiana de Pomona y escribía con regularidad, aunque sin prodigarse en demasía. En 2005 había publicado «Hablemos de langostas», un formidable ensayo contemporáneo que fue muy comentado.

David Foster Wallace había nacido en el estado de Nueva York en el seno de una familia acomodada. Sus padres eran profesores universitarios (su madre, precisamente de Literatura). Con tan sólo 25 años publicó «La escoba del sistema», un libro precoz que llamó la atención por la fuerza expresiva. Pero el gran éxito fue «La broma infinita», uno de esos libros que se vendieron mucho más que se leyeron, convertido en obra de culto y considerado una de las novelas más decisivas en la década de los noventa.

Líder de una generación con muchos nombres, entre los que destacan dos mujeres de estilo fascinante: A. M. Homes y Lorrie Moore. A la primera se la conoce en España, sobre todo, por la estremecedora «El fin de Alice» y «Cosas que debes saber», y a la segunda por un libro de relatos imprescindible titulado «Pájaros de América». Ambas hablan de mujeres. Otro nombre de la lista de la llamada «Next generation» es el muy galardonado Jonathan Franzen, autor de «The corrections». Una cuarta referencia, la de Richard Powers con «El tiempo de nuestras canciones».

Tomado del diario La nueva España

6 comments:

Oscar said...

La mierda.

cuchillodearena said...

era mi amigo. bueno, no nos hablabamos hace mucho, pero era mi amigo.

venecia lopez said...

chale...

Oscar said...

Ay. Cuchillo, ya.
Aquí no se trata de eso.
No cagues donde comes.

cuchillodearena said...

No entiendo a Oscar. Qué significa eso? Puedo decir lo que me venga en gana. Que no?

overcast said...

No era mi amigo pero lo sentía un poco así, ni modo.