Días


Queda atrás la terminal 2. El viaje en subterráneo es largo y penoso. La mujer más triste del mundo pide alguna moneda. Llora y la pena no puede ser fingida. El metro le ha expulsado dos dedos de su mano derecha y ahora nadie quiere responder, ayudarle. Me busco algún dinero pero el último se la entregué a un chofer calvo que me trajo de regreso al caos defeño. Es invierno. En la ciudad con más taxis del mundo hace calor de verano. Por cierto, ese conductor que transportó con alas al aeropuerto era algo parecido a una bendición. Igual la seño en Tepoztlan que invitó a un delicioso mole verde acompañado con tamales de nada. Esas cervecitas gratis, ese patio a orillas del tepozteco recién escalado. La alucinante pirotecnia afuera del Bar-celona y las historias épicas de dos familias.
El cuarto ahora es el lugar más solitario del planeta. Dos retratos y un caballo desbocado acompañan. Sigue la venta de libros, la bienvenida de Próculo. Preparar maletas rumbo al desierto.

2 comments:

venecia lopez said...

bienvenido!

DIANA-CHAN said...

tu lo escribiste?


esta buena esta narrativa.