Persepolis



El gran vidrio. Lo peor de todo.
Por la tarde cineteca nacional: Persepolis. Qué animación, estruja. No sólo presenta los extremos políticos en la historia iraní, también hace un recorrido, no sin falta de humor, por la naturaleza humana en constante búsqueda. Su personaje principal: Marjane, una simbiosis de la guionista y creadora del cómic original con la adorable niña que se convierte en mujer descubriendo la música e ideología punk, así como la potencia de iron maiden, todo enmarcado en la fatal visión de muerte que toca a sus parientes y vecinos (la absurda guerra). La travesía y la desilusión europea la llevan de regreso a casa, donde las cosas no han mejorado, todo lo contrario. Finalmente otros países son la escapatoria triste de una independiente joven con ideas y valentía que deja atrás a su familia, que por lo demás, sigue resistiendo en su tierra de brutal totalitarismo. Dirección: Vincent Paronnaud y Marjane Satrapi. Marjane me recordó a ella. Casi chillaba en la sala oscura. Al finalizar fui el primero en salir para que nadie notara mis lágrimas de cocodrilo. Anhelé compañía, un café, una cerveza para después de la carga que dejó Persepolis en mí.
Hablo con madre por messenger. Allá, en el segundo desierto, también resisten. Ayudo con lo que puedo desde la terrible lejanía. De nuevo, que ganas de sentir el calor de un abrazo materno. Luego Turkoglov y su muñeca dislocada. Brother, todos las vibras curatorias del mundo. Grek, niña poeta aventándosela como Marjane. Feliz cumple! Mariano, todo para arriba, siempre se van los hijos pero los padres son más definitivos y ya no vuelven. Hay que rescatarlos en la memoria.
La literatura no tiene nada que ver con la vida. No es una simulación, no hay reglas gramaticales, la vida no sabe de ortografía ni se rige por estéticas. La vida va. A veces se atora y hasta en ese hueco es un viaje sin retorno. ¡Por la vida hermanitos!. Salud.

4 comments:

Oscar said...

Los dos bebemos whiskey en la misma habitación, pero no te vi escribiendo. Luego, volteo y te veo mirándome, sonriendo. Eso no se hace.

Omar Bravo said...

Dandys.

Beban cerveza. Es mejor para la melancolía, porque no combinan una con otra. En cambio el wisky, uh, ta cabrón.

Cuando han visto a algún desesperado pedir una michelada con mucho hielo y limón antes de dar el gran salto?

No va.

Pero salucita!

Por la vida que fue, y lo que queda.

Resistencia, pero cooperativa.

overcast said...

óscar, en este cuarto mi cara es como una luna que flota.la sonrisa de Chesaire.
Omar, que ganas de beberme una sabrosa conversación con usted. Por lo demás, una vez estuve muy desesperado y bebí una michelada antes de saltar en el esófago de uno de esos muñecos gigantes e inflables que ponen en las tiendas donus.Resitencia y abrazos.

mar adentro said...

¡Salud! Por la vida que va...con un whiskey michelado...