El síndrome Bartleby

El cándido nihilismo de Bartleby fue contagiando la última semana

y desestimó la tinta, el papel, el café incluso.

Tal fue la desgana que los poemas se fueron largando

al comprobar que el clima de trabajo se había diluido en agua de colonia.

"Preferiría no vernos", dije al lejano amante

que regresa tras meses de silencio y guerras sórdidas.

"Preferiría no probarlo", al camarero

que traía a la mesa un champagne exelente.

"Preferiría no ir", al mejor amigo del lunes por la tarde.

Y allí quedaron, mustias, como flores olvidadas, las propuestas:

el hombre sin cita, sin hotel, sin maleta, sin besos;

la copa que me haría inventar un par de mentiras, probablemente hermosas;

las entradas al cine que rasgarían la niebla de un lunes demaciado húmedo;

el poema apenas crecido, sólo atisbo torpe

del poema que pudo ser.

Magníficas perspectivas se ofrecen para la semana entrante,

si es que Bartleby no aparece de nuevo

por la puerta de atrás.

Mercedes Escolano

(en el encuentro con este poema en la mente de B, como una bala, F)

3 comments:

Franco Félix said...

"chaval" pasa a mi blog, te dejé un recado, sale? oye, cuídate de los capgrossos, loco. carnal, acá andamos. un fuerte abrazo.

Franco Félix said...

http://harveyoswald.blogspot.com/

ése es... un saludo.

Pío Daniel said...

carnalito un mar de sortilegios ese mar que cruzo volando ya que su plumaje es de los que dejan la estela de su viaje como promuevo el serse es de su serse la valentía detectivesca de esas ocupaciones secretas que nos salvan de la vida, es el sindrome de redman sound sistem de su corazón camino que camina elogiandolo la locura divina de los sistemas dinamicos y sus fluctuantes magico sentimentales dele recio al animo del síndrome de su serse
un abrazo trasatlántico como un aullido encantado por sherezade...