Astronauta de perros



Por los barrios pasan los papeleros del horror muy temprano.
Todos, atentos en las banquetas, esperan su turno.
No tardará en llegar la noticia del último decapitado.
Del encobijado más reciente.
De la mujer levantada a las afueras de una maquila.
Del vendedor cadavérico de foco.

Después de todo, me dice mi tío Toño,
se trata de la única sección de sociales que tenemos los jodidos.
Después de todo se trata de nosotros, chaval acojonado.

Por la tarde la porción de repugnancia no termina.
Moto sierras que cercenan cabezas van más allá de la ficción.
Más allá de la serie B y la serie X.
En la oficinas documentos y links.
En los foros donde la gente pide, a gritos, atención,
hay llamados a la urgencia.

Qué shampoo se ponen los descabezados?
Cómo será el miedo cuando se acerca el metal?

Seguramente no como éste que ahora comparto con compadre.
Éste de taparse los ojos y la boca ante el pánico.
Éste de reírse, con una mueca de asco y pena,
mientras el personaje se desangra.

Por qué estoy mirando este resumen atroz?
Por qué esta historia me interesa?
Algo malo pasa conmigo?

Anuncia el papelero: “Ayer fueron tres los cuerpos encontrados”
Los links: “Bienvenido al club de los jinetes sin cabeza”
Las palabras, los actos.

Quiero ser astronauta.
Quiero ser autista.
Quiero ser un perro que duerme en un felpudo.


Pintura: Jeremy Geddes.

2 comments:

venecia lopez said...

totalmente identificada con tu post...
(yo quisiera ser el astronauta de la pintura)

MUNICIPALITOS said...

y lo eres.