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Vuelve a tus dioses profundos;
Están intactos,
Están al fondo con sus llamas esperando;
Ningún soplo del tiempo los apaga.
Los silenciosos dioses prácticos
Ocultos en la porosidad de las cosas.
Has rodado en el mundo más que ningún guijarro;
Perdiste tu nombre, tu ciudad,
Asido a visiones fragmentarias;
De tantas horas ¿qué retienes?
La música del ser es disonante
Pero la vida continúa
Y ciertos acordes prevalecen.
La tierra es redonda por deseo
De tanto gravitar;
La tierra redondeará todas las cosas
Cada una a su término.
De tantos viajes por el mar,
De tantas noches al pie de tu lámpara,
Sólo estas voces te circundan;
Descifra en ellas el eco de tus dioses;
Están intactos,
Están cruzando mudos con sus ojos de peces
Al fondo de tu sangre.

Eugenio Montejo

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